miércoles, 25 de febrero de 2015

"La detención de Bermejo" por Raúl Wiener


El día lunes después de un breve enfrentamiento entre simpatizantes y adversarios del gobierno venezolano, en el que habían apristas e izquierdistas, la policía del ministro Pérez Guadalupe detuvo a Guillermo Bermejo, dirigente del grupo “Todas las Voces”, con notoria cercanía a los líderes cocaleros y que en los últimos días había comentado, desde Lima, la política represiva del Estado en Pichanaki.
La detención no fue en un acto flagrante, ni durante la pelea de chavistas y antichavistas, sino después, cuando Bermejo caminaba por las calles del centro de Lima, y tampoco respondía a orden alguna de un juez.
Pero no hay duda que lo intervienen (dicen que diez efectivos, en una camioneta con la placa tapada) en un operativo, como si fuera un individuo de alto peligro, lo que podría anunciar otras detenciones en la selva.
Bermejo tiene una suerte especial. En el final del año 2006, fue detenido 24 horas junto con un camarada de su organización, bajo una acusación truculenta: pretender atentar contra el presidente Alan García en Palacio de Gobierno, a nombre de una nueva organización terrorista.
El asunto derivó de un informe de seguridad que le llevaron al gobierno y las Fuerzas Armadas los directivos de la empresa privada de seguridad Forza (Wilson Gómez Barrios y Aldo Schwarz) basado en un “análisis” de la experta Giselle Gianotti y consiguió movilizar tropa para asegurar Palacio, pero no hubo fiscal, juez o policía que se comprara una historia tan traída de los cabellos.
Parece que ahora estamos ante lo mismo y el flamante ministro da la impresión de quererse inaugurar con algo espectacular y para ello escogió a Bermejo. La teoría de los “azuzadores” que lanzaron Ollanta y Nadine estaría funcionando, después de los varios intentos de negociación. Como ya habíamos anotado, el cambio de interlocutores en el diálogo (por más que Mayorga y Figallo merecieran irse), fue una pésima señal, porque ahora cada quién tiene su interpretación de lo acordado.
Podría ser que el gobierno esté perdiendo la paciencia y, luego de anunciar el retiro de Pluspetrol, estaría buscando revertir ese planteamiento, lo que ha irritado a la población que ya baraja otro paro para marzo. Lo que podemos presumir es que a Bermejo le quieren colgar la instigación de esta conducta.
Nadie se extrañe de esta oscilación y de los palos de ciego del régimen frente a los movimientos sociales. Está en toda su trayectoria de estos años, con el agravante que Pichanaki ha habido ya dos idas y venidas, y todavía el gobierno no encuentra una línea para manejar el tema.
Bermejo puede terminar liberado en horas, porque su detención es absolutamente ilegal. En tal caso diremos, que es otro papelón en la suma de este gobierno. Pero mucho peor será si se interna en teorías de conspiración, como lo hizo AGP la década anterior y terminó en brazos de chuponeadores que lo espiaban a él mismo.

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